La mayor ventaja educativa, sin duda ninguna, es la capacidad que tiene un cuento de transmitir valores. Quizás no hayamos reparado conscientemente en ello, pero si lo analizamos, la mayoría de los valores más firmemente arraigados en nuestra propia personalidad llegaron a nosotros de la mano de algún cuento.
Todas las historias, y los cuentos son una más, tienen un argumento lógico que une las distintas partes, haciéndolas mucho más fáciles de recordar. De esta forma, nuestra memoria almacena precisamente ese hilo argumental porque es la unión de todos esos elementos y, por tanto, la forma más sencilla de tener acceso al resto de detalles de la historia. Y es precisamente la moraleja el mejor resumen de un cuento, y por tanto lo que mejor retenemos del mismo.
Igualmente hay que destacar la utilidad de los cuentos para enseñar cosas nuevas. Precisamente por la facilidad con que se recuerda la historia principal, y por su importancia como nexo de unión, el cuento permite acceder fácilmente a los demás detalles. De hecho, las historias han sido utilizadas siempre para transmitir ideas y conocimiento, empezando por la mismísima Biblia y el propio Jesús de Nazaret, cuyas parábolas fueron una forma de enseñanza realmente reveladora. Si no, podéis hacer la prueba vosotros mismos, si habéis visto alguna película o documental sobre algún tema histórico, seguro que recordáis el momento de la historia mejor que otros que no se han visto reforzados con imágenes.
Además de usar los cuentos tradicionales, podemos intentar personalizar los cuentos porque, además de ser potentes herramientas de educación y enseñanza, los cuentos inventados y personalizados antes de dormir permiten establecer un nexo fortísimo con los niños. Al ser inventados y originales cada día, quien los cuenta debe dedicar toda su capacidad y atención, aunque sólo sea durante ese momento; y eso es algo que los niños, acostumbrados a ser el centro de atención de actos, pero no de pensamientos (muchos padres tienen demasiadas preocupaciones como para aparcarlas totalmente, aunque sólo sea un rato) perciben con gran agradecimiento y entusiasmo. Y al personalizarlos, los padres se obligan a escuchar y atender a sus hijos, y los niños se sienten verdaderamente especiales. Esa carga emotiva tan grande es otro importante factor que facilita la memorización y asimilación de lo enseñado en esos cuentos.
Finalmente, contar cuentos sin libros ni dibujos, es una ayuda muy eficaz para contrarrestar la falta de atención que sufren muchos niños en esta era de cambios rápidos, pantallas y prisa, consecuencia de un mundo cargado de estímulos visuales. Con la tranquilizadora presencia de sus padres, los niños abren sus oídos dispuestos a transportarse al mundo del cuento, y sin darse cuenta, están aprendiendo a centrar su atención, utilizando el oído como sentido primario, (al contrario de lo que sucede durante el día) y acentuando su imaginación.
Un cuento personalizado es una herramienta increíblemente eficaz para “analizar” los comportamientos de los niños durante ese día. Aprovechando la cercanía en el tiempo y la frescura de sus recuerdos sobre lo acontecido, mediante el cuento podemos alabar lo que hayan hecho bien, o censurar y tratar de cambiar aquello que no hicieron tan bien. En ese momento tan emotivo, los niños están tan accesibles y dispuestos, que un cuento que ejemplifique claramente la actitud a seguir será mucho más eficaz que varias horas de sermones y buenas palabras.
FUENTE: http://elcuentoenprimaria.blogspot.com